Un medidor de turbidez efectúa un análisis óptico donde mide las partículas en suspensión en un líquido. Para lo que emplea a una fuente luminosa y un detector de luz (fotocelda) fijado en ángulo recto respecto al haz original. La fuente luminosa del instrumento, es un lente que enfoca y conduce el haz de luz a través del líquido, y la fotocelda, es el dispositivo fotoeléctrico encargado de registrar una modificación de su resistencia cuando detecta un incremento de la luz, es decir, detecta y estima la cantidad de radiación de luz que se ha dispersado.
Los turbidímetros actúan midiendo las partículas en suspensión con un haz de luz (fuente del haz) y un detector de luz fijado a 90° del haz original. La densidad de las partículas está en función de la luz reflejada por las partículas suspendidas en el detector. La cantidad de luz reflejada para una densidad dada de partículas va a depender de las propiedades que posean esas partículas tales como su forma, color y reflectividad. Los equipos de la última tecnología utilizan un láser para medir la dispersión de la luz a 90° y 360° alrededor de la muestra, proporcionando una gran precisión óptica, con resultados rápidos y mayor fiabilidad de los equipos.